jueves, 12 de diciembre de 2013

TRANSITIONS por MADC Arquitectos

Autor: Miguel Ángel Díaz Camacho (MADC ARQUITECTOS)
ColaboradoresJavier Janda Garcés y Usue Beraza Sadornil

Publicado en Accésittextos extraídos de:
http://accesit.org/actualidad/2013/12/10/transitions-por-madc-arquitectos/

"We no longer need to go to the center, we move to many centers…and out of the city…and out of the country altogether”. AS in DS. An eye on the road,Alison Smithson, 1982.




La intervención se propone como una serie de transiciones paisajísticas, una secuencia que en realidad trasciende la naturaleza y la escala del lugar y lo presenta como parte del viaje ineludible que comienza en una ciudad (cualquiera) de partida: la metrópolis desde la que superar la periferia de invernaderos y polígonos; después, la autovía y su discurrir solitario entre los cultivos de La Sagra toledana; en la distancia media, el destino se hace reconocible incluso a gran velocidad: desde la autovía se intuye la escala imponente del complejo fabril; a pocos kilómetros, sin embargo, éste desaparece inesperadamente entre la frondosa arboleda antesala de El Cerro del Águila, la naturaleza oculta la fábrica durante unos minutos, la carretera se estrecha, la velocidad se reduce, la sombra proporciona la hospitalidad amable de la excursión; después el acceso, el control, el aparcamiento y el encuentro con la industria explícita e incontestable.


Desde la explanada posterior al actual Almacén 5, plataforma y auténtico museo “exterior” del complejo, se pasea hacia el Museo Lafarge “interior” a través de un acceso comprimido; a partir de este punto, el espacio se abre hacia el Invernadero Café situado en la acristalada estancia sur, un micro-paisaje interior a través del cual se entra de nuevo en la naturaleza, la velocidad se reduce, aparece de nuevo la sombra acogedora; el recorrido continua en suave ascensión hacia el área de eventos; el Observatorio Miradorvigila desde lo alto como una máquina precisa y flotante: la distancia, altura, posición y proporciones del hueco, conforman una panorámica donde tan solo cabe la verticalidad de las torres y el movimiento de la luz, las nubes o los pájaros, quien sabe si incluso algún descendiente lejano de aquel Águila que dio nombre a este Cerro, accidente geográfico primitivo que supone el verdadero origen de una fábrica ahora transformada en paisaje.



“No hay naturaleza ni paisaje anodinos: todo tiene profundísimo interés. La arquitectura puede acercarse a la naturaleza, puede ponerse enfrente, no puede olvidarla”. “Arquitectura y Naturaleza”, Alejandro de la Sota, 1956.

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